Ha pasado ya tiempo desde que decidí saltar de la estantería, de luchar por esa muñeca que tanto había suscitado en mi. De hecho hay veces que me asalta a la memoria y no puedo centrarme en el camino, en la lucha personal que me toca ahora vivir en el regreso a mi estantería. Todo ha sido tan duro, el ver como me han dejado, el sentir como me han negado y sobretodo como siento ahora más que nunca que soy un muñeco, soy un muñeco con el que jugar con el que tontear hasta hartarse, para luego terminar en el fondo de un cajón, o bien en la basura. Asemejo esta situación a un perrito, que bonito es para jugar, para estar cuando queremos con él, pero a la hora de la verdad, lo dejamos en la casita o bien cuando es molesto, va a la calle, se queda tirado haciendo honor a su nombre..."perro".
Sentir como me han manipulado, usado, puesto que no han luchado por mí. Solo en mi estantería, en mi hueco, han querido que no me fuera, que volviera. Siento que tanto la muñeca como yo hemos vivido esto de formas distintas, pero desgraciadamente un poco sórdida. No niego, que no la echo de menos, que muchas veces me hundo en el camino, me ahogo, pero veo que solo yo vuelvo la mirada, que solo yo... he dicho al mundo lo que sentía este pobre madelman. Solo yo he sentido lo que he dicho, he luchado por lo que he vibrado. Pero esto no se ajusta a la realidad, esta sacado del capitulo 35 de un libro, en el cual este muñeco solo puede ser... una fantasía.
Por eso hasta en el nombre el cual me he marcado como tatuaje...muñeco, solo soy un frágil y ahora roto muñeco.